Nadie conoce a Banksy, pero todos admiran su arte
La calle es una selva. Exuberante, llena de estímulos que llaman, advierten, seducen. Tanto, que al girar la esquina estarás tan saturado que a duras penas podrás recordar si el anuncio de la parada donde esperaste el autobús mostraba lo último en ordenadores, todoterrenos o ginebra. Pero si caminando por cualquier ciudad del mundo te encuentras con una intervención de Banksy, vas a hacer un alto en el camino.
Banksy es un artista urbano de Bristol dedicado al graffiti, arma que emplea para, entre otras cosas, responder al monólogo que se apodera cada día del paisaje urbano. De él solo conocemos su obra. Nadie sabe quién es en realidad, su identidad es una incógnita.
A través de técnicas como el stencil o la pintura al óleo, utiliza el lienzo de la calle para subrayar (o descubrir) las costuras del sistema, valiéndose con frecuencia de sus propios iconos, pero disponiéndolos en perspectivas inéditas y tremendamente reveladoras.
Banksy no ha estado exento de controversias, sobre todo cuando le ha acompañado el éxito. Hay quien piensa que su arte se ha mercantilizado cuando ha pasado a ser objeto de deseo del coleccionismo más cotizado. También ha protagonizado batallas con otros grafiteros, como la que mantuvo con Robbo a finales de los noventa, envueltos en una espiral de intervenciones y sabotajes sobre las intervenciones del otro.
Últimamente se especula con que Banksy sea en realidad Robert del Naja, de Massive Attack. Pero en realidad nos importa poco ponerle cara. Su museo es la calle y en ella lo que cuenta no es el nombre, sino ser capaz de sobresalir entre la selva y asestar el golpe a los sentidos y la conciencia.
Buen fin de semana a tod@s.